No hay mejor remedio que una buena exfoliación de espalda una vez por semana, preferiblemente con un cepillo realizando movimientos circulares.
También es conveniente que cada mes te apliques una mascarilla purificante que podrás preparar tu misma, tan solo tienes que mezclar el zumo de un limón con el de un tomate y un poco de glicerina. Aplica esta mezcla en la espalda y deja que actúe durante 5 minutos. Luego retira con agua templada.
Verás como con estos consejos en unas semanas tu espalda estará perfecta para ser enseñada.
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